Por suerte, doctores y sirvientes.
Hay tres tipos de peste: bubónica (infección del sistema linfático), septicémica (infección de la sangre) y neumónica (infección de los pulmones).
La plaga septicémica suele ser el desarrollo de las otras dos y siempre es letal. El cinco por ciento de los enfermos sobrevive a la peste neumónica.
Pero la peste bubónica es letal solo la mitad de las veces. Si los bubones (linfas infectadas) no se rompen, puedes sobrevivir. De hecho, ahora puedes sobrevivir incluso la ruptura de los bubones si las heridas no se infectan.
(No publicaré imágenes porque son absolutamente repugnantes, pero puedes encontrarlas con una búsqueda en Google)
Justiniano tuvo suerte: fue infectado por la peste bubónica; era un hombre fuerte y saludable (vivió hasta los 82 años, que era una buena edad en el siglo VI) y los médicos que lo atendieron no sangraron sus bubones (o si lo hicieron, no causaron una infección septicémica). )
La peste bubónica tiene una fase aguda de tres días. Si durante estas críticas 72 horas lo atendieron criados que lo mantenían bien descansado, hidratado y alimentado (por ejemplo, con vino dulce mezclado con miel), limpio (con vino agrio y agua) y seco, podía sobrevivir.
Las personas mayores, niños, pobres o desnutridos que no podían ser servidos por una docena de sirvientes fueron los que murieron por miles en Constantinopla.
