¿Cómo se puede equilibrar el hecho de ser un pacifista con la creencia de que un cambio real en el mundo solo vendrá con una revolución verdadera (probablemente violenta)?

Hay un libro “The Fifth Sacred Thing” de Starhawk. Además de un fuerte sabor de la Nueva Era, también es una ficción política, que muestra cuán implacable y sangrienta puede ser una guerra no violenta contra un arsenal armado y determinado. Con ciertas reservas, también puede ser eficiente.

Neozapatistas * EZLN) en México por 20 años mantienen su autonomía contra el gobierno federal y las corporaciones que acaparan tierras. Durante la mayor parte de este tiempo lo mantienen como no violento, y aún sobreviven como una comunidad de revoltosos.

En general, no apoyo las ortodoxias fundamentadas teóricamente. Si estoy en contra de la violencia (que para algunos pueden ser o no ser iguales al pacifismo), es debido a ciertos valores y normas que considero fundamentales. Aparte de eso, la no violencia no sería una actitud razonable, sino una especie de dogma religioso. Si seguir con mi actitud significa un daño mayor a dichas normas que mantenerlo, preferiría sacrificar los medios a favor de los fines.

En la práctica, tal decisión nunca es fácil, a menudo complicada y la mayoría de las veces es difícil de respaldar con un razonamiento a prueba de balas. Pero esa es la vida para ti.

Simple: te opones a los cambios reales en el mundo a toda costa.

Después de todo, si el cambio implica violencia, difícilmente será para mejor.