“Donde hay un gran amor, siempre hay deseos”. – Willa Cather
Cuando amamos, nuestros deseos son para otros. Cuando amamos, hay una compulsión, un anhelo por la expresión de nuestro amor. La expresión completa nunca es fácil o simple. Contiene todos nuestros trabajos.
Cuando amamos, nuestros deseos son desinteresados. No deseamos cosas. Deseamos felicidad Felicidad por los que amamos y por nosotros mismos. Juntos, decidimos qué nos hace felices y, juntos, trabajamos para satisfacer esos fines. Esto puede ser definitorio y se convierte en el medio para hacer realidad nuestros deseos.