Una prueba de VIH de tercera generación es una prueba realizada con sangre o fluidos orales que pueden detectar la presencia de anticuerpos contra el VIH. La mayoría de las tecnologías de prueba rápida (es decir, OraQuick) son pruebas de tercera generación. Las pruebas de tercera generación tienen una alta sensibilidad (lo que significa que pueden detectar el VIH cuando está presente) y una alta especificidad (lo que significa que no detectan el VIH cuando no está presente).
La principal limitación de las pruebas de VIH de tercera generación es que no son muy confiables para detectar infecciones tempranas. Existe un “período de ventana” que ocurre después de la infección, que dura entre tres semanas y seis meses, durante el cual una prueba de tercera generación podría no detectar la presencia del VIH.
Las pruebas de VIH de cuarta generación pueden detectar tanto los anticuerpos del VIH como el antígeno p24, que está presente durante la infección temprana. Como resultado, las pruebas de VIH de cuarta generación pueden detectar la infección por VIH mucho antes, aproximadamente dos semanas después de la infección.
Tenga en cuenta que una sola prueba de VIH no se puede utilizar para diagnosticar la infección por VIH. Cuando hay un resultado positivo en una prueba de tercera o cuarta generación, se considera positivo “preliminar” y se debe realizar una segunda prueba de confirmación. La segunda prueba confirmatoria usa una metodología diferente para determinar si el VIH está presente. Si la prueba confirmatoria indica la presencia de VIH, entonces se puede dar un diagnóstico de VIH.
Si la prueba confirmatoria no indica la presencia de VIH, entonces se usa una tercera prueba. Si la tercera prueba indica infección por VIH, entonces se puede dar un diagnóstico de VIH. De lo contrario, la primera prueba se considera positiva “falsa”.
