Eres una niña muy afortunada porque:
El Mensajero de Allah, Sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: el que me ve en un sueño realmente me ha visto, porque de hecho el diablo no puede tomar mi forma para engañar a la gente.
El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, no era bajo ni alto; más bien, era medio inclinado hacia la altura en altura. Su abdomen no sobresalía más allá de su pecho. Su rostro estaba teñido de rojez por nacimiento. Sus cejas eran delgadas. Sus dientes estaban bellamente arreglados. Sus ojos eran amplios y tenían pupilas muy negras, base muy blanca y muchas pestañas. Él tenía una barba espesa. Su cabello era negro. Su frente era clara, sin pelo. Tenía mucho pelo en la cabeza y no era calvo; su cabello era rizado. Solía crecer hasta el lóbulo de la oreja y, a veces, hasta los hombros. Solo tenía unos veinte pelos blancos. Solía caminar constantemente y cada vez que quería girar solía girar con todo su cuerpo. Sus manos y piernas eran anchas, no son delgadas aunque eran suaves como la seda. Sus hombros eran anchos y reflejaban su distinguido carisma y fuerza.
El que ve al Profeta en su sueño en esta forma debe ser felicitado y deleitado porque se ganó la buena nueva de morir como musulmán y que verá al maestro de las creaciones, mientras está despierto, antes de morir. Algunos estudiosos dicen que el que vea al Profeta en su sueño, pero no en su forma original, se ganará las buenas nuevas de morir como musulmán, pero no tiene el mismo valor que verlo en su forma original.
¿Cómo podemos no anhelar al Profeta Muhammad, sallallahu Alayhi wasallam, cuando él es quien dijo: [Quien me ve en un sueño realmente me verá despierto].