Los filtros más efectivos usan una combinación de carbón activado granular impregnado con partículas de plata, todo encapsulado en un filtro cerámico.
El carbono adsorbe (NO absorbe) compuestos de cloro y compuestos orgánicos. La astilla por razones desconocidas para la ciencia afecta el ADN bacteriano, y el de los virus también para evitar que se multipliquen. Luego, el filtro cerámico que se filtra a cerca de 0.2 micrones filtra la suciedad antes de beber.