Una definición perfecta es un poco difícil de alcanzar, pero básicamente es un crecimiento de células que no siguen las reglas normales del crecimiento celular, y también tienen la capacidad de metástasis, o se diseminan a otras áreas del cuerpo mediante invasión local. Cuando combinas esos dos, tienes algo que eventualmente tomará las áreas vitales del cuerpo y causará la muerte.
Existen lesiones no cancerosas que crecen anormalmente, como las marcas de piel o los fibromas uterinos. Y hay tumores benignos que pueden hacer metástasis, de los cuales los fibromas uterinos también son un buen ejemplo (el “leiomioma metaestable benigno”).
Ser mortal no es una definición suficiente de cáncer, porque algunos tumores benignos en el cerebro pueden causar la muerte porque hay tantas estructuras críticas en el cerebro que tienen una tolerancia casi nula para cualquier cosa que las empuje. Hay tumores benignos en el corazón que también pueden causar la muerte porque pueden alterar la conducción de los impulsos eléctricos que coordinan la contracción del corazón y causan una arritmia fatal. Pero ellos no hacen metástasis.
Bajo el microscopio, por lo general, pero no siempre, puede decir que algo es cáncer porque las células se ven anormales y forman estructuras anormales. Pero de nuevo, no siempre. Los tumores en la glándula suprarrenal y la tiroides, por ejemplo, solo pueden clasificarse como malignos si muestran invasión o metástasis.
La mayoría de los cánceres son obvios, pero otros no, y hay una zona gris borrosa entre benignos y malignos en muchos casos. También hay lesiones que aún no son cáncer, pero sabemos por experiencia que es probable que se conviertan en cáncer.
Entonces, la biología hace lo que quiere hacer, y nuestros intentos de clasificar las cosas en categorías simples no siempre funcionan ni se ajustan a la complejidad de la realidad real.
