La forma correcta de evaluar el rendimiento de un acelerador no es la velocidad que alcanzan las partículas, sino su energía.
Por ejemplo, la energía de un electrón a .998c es de aproximadamente 7.5 MeV, mientras que el protón mucho más masivo a la misma velocidad tendría una energía de aproximadamente 14 GeV, mayor en un factor de aproximadamente 1900. Por lo tanto, acelerar un protón a .998c requiere mucha más energía que hacer lo mismo con un electrón.
El otro factor importante en su análisis es que el LHC puede acelerar protones mucho más allá de .998c, actualmente logrando algo así como .999999991c. Puede que esto no parezca una gran diferencia, pero cuando estás a velocidades cercanas a c (llamadas velocidades relativistas), casi toda la energía que se agrega a una partícula aparece como masa aumentada, no como velocidad. Al pasar de .998c a .999999991c, la energía del protón pasa de 14 GeV a más de 7 TeV, un aumento de 500 veces.
Al final, la energía de la partícula en el LHC es aproximadamente un millón de veces mayor que la del linac médico, ese pequeño acelerador no es tan impresionante después de todo.