La Iglesia Católica parece tener problemas reales con la negación de cuestiones sexuales. La iglesia ocultó al público e incluso a la mayoría de sus clérigos el alcance de la epidemia del SIDA en su clero. La iglesia de nuevo pasó décadas en la negación de sus problemas de abuso sexual. Es igual de bien en la negación de los impactos reales en la salud de su prohibición del uso del condón, y el grado en que los fieles ignoraban sus reglas sobre la anticoncepción. Sin mencionar la contribución a la pobreza que la regla de la anticoncepción ha tenido en naciones como México.
Esto pone de relieve la hipocresía de la religión, la iglesia afirma tener el bienestar de su rebaño como una misión principal, pero cuando el dogma entra bien, la salud de la congregación siempre se reduce a la adoración del dogma.