Ha habido un intento de más de 20 años para desarrollar la termografía como una herramienta de detección de cáncer de mama. Es atractivo porque eliminaría la necesidad de tener radiación como parte del examen, que es lo que usa un mamograma. (La dosis de radiación de las mamografías modernas es muy baja).
Lamentablemente, la termografía no es efectiva para encontrar un cáncer de mama temprano y es muy inferior a las mamografías, los ultrasonidos y las resonancias magnéticas de los senos. La clave del cáncer de mama es el diagnóstico precoz para evitar la mastectomía y la quimioterapia como parte de la cura.
La temperatura del pecho es un indicador demasiado tarde.