Hasta el momento en que no abandone mis sueños o metas en mi vida, no hay manera de que no pueda lograrlos.
El problema con la mayoría de las personas es que deciden un objetivo, toman una resolución pero no se enamoran de ese objetivo y ahí es donde pierden.
Déjame darte una analogía: si realmente quieres lograr ese objetivo, ese objetivo debería ser como tu primer amor.
¿Recuerdas el primer amor de tu vida?
Hay una chica en tu universidad y te enamoraste de ella la primera vez que la viste durante el festival técnico de la universidad. Hasta ahora, no has podido reunir las agallas para decirle que la amas. Pero todo es color de rosa cuando ella está cerca, se siente como el cielo mientras la sigues mirando.
Ahora, ha pasado una semana desde que la has podido ver, te mueres solo por echar un vistazo a esa adorable cara. Entonces, finalmente decides ir por su hostal y tomaste prestada la bicicleta de alguien, el cinturón de alguien, la camisa de alguien solo para lucir perfecta y deambular en esa bicicleta por el albergue solo para echarle un vistazo.
¿Por qué la gente de hoy no sigue sus sueños y pasiones?
¿Qué debería hacer para tener una vida mejor y hacer mis sueños realidad?
Y allí se está secando el pelo en el balcón y se siente como el mejor momento del día.
Mira, solo un simple vistazo de ella solía hacer tu día y solías poner mucho esfuerzo solo para tener esa sensación.
Ahora, visualiza esa sensación y tu objetivo debería ser exactamente como ese primer amor tuyo, no hay posibilidad de que no puedas lograrlo.
Te apuesto.