Los síntomas, si aparecen, pueden incluir:
fatiga, debilidad, náuseas, dolor abdominal, pérdida de peso, pérdida del apetito, vasos sanguíneos tipo araña, ictericia, picazón, acumulación de líquido e hinchazón de las piernas y el abdomen, y confusión mental.
Estos síntomas también se producen por daño hepático causado por encefalopatía hepática, infección por hepatitis C y cirrosis.
Los análisis de sangre pueden detectarlo al revelar altos niveles de enzimas hepáticas y con frecuencia se confirma por ultrasonido.