Deberías ser paciente, por un lado. Este es un momento de agitación emocional. Pero es importante que todos sigan siendo racionales y se den cuenta de que vivir la vida de la manera más normal posible es la opción más saludable. El tratamiento del cáncer es difícil, especialmente para los cuidadores. Es físicamente agotador y es muy estresante. Es por esto que es más importante que antes enfocarse en la vida, concentrarse en la alegría y pasar tanto tiempo haciendo cosas que hagan a todos felices como sea posible.
También necesitas ser práctico. Hay decisiones importantes que tomar sobre el tratamiento. Escuche al oncólogo con mucho cuidado y, si es necesario, obtenga una segunda opinión antes de que comience el tratamiento. Asegúrate de que TODOS están en la misma página y que tu papá se siente en control de la situación. Él tiene decisiones serias para hacer. Pueden ser la diferencia entre un tratamiento exitoso y un resultado pobre.
A veces, simplemente estar disponible para escuchar, hablar o hacer un recado es lo mejor que puedes ofrecer. A veces, un paciente (o un cuidador) simplemente quiere que alguien se siente con ellos sin juzgarlo. Tal vez tu papá querrá ver a viejos amigos (me parece particularmente útil). Algunos días puede querer que lo dejen solo sin tener que luchar por ello.
Tendrá que trabajar con su familia en una comunicación abierta. Pero también todos reaccionarán de maneras individuales. La parte difícil es superar el miedo y abrazar la situación por lo que es. Cáncer apesta. El tratamiento es difícil. Pero también hay muchas otras cosas en la vida y tenemos la opción de enfrentarlas y avanzar o retroceder en una esquina y escondernos. Todos toman sus propias decisiones y no se trata necesariamente de ser valientes o cobardes, sino más bien de entender que la vida continúa y, a veces, tenemos que ajustar nuestra perspectiva. Hay un nuevo bache en el camino? Comprobar. ¿Un desvío que no esperábamos? Comprobar. ¿Todavía estás en el camino? Bueno. Conduce de forma segura.