Duele cuando tratas de no pensar en algo porque estás tratando de reprimir la energía química.
Los pensamientos obsesivos y no deseados se originan en las partes animales de nuestro cerebro que son reactivas, no racionales y tienen la intención de impulsarnos hacia una acción inmediata para escapar del peligro, luchar o tener relaciones sexuales. Estos componentes del cerebro animal provocan que los productos químicos se infundan en el torrente sanguíneo que intentan forzar una respuesta física que pasará por alto el cerebro racional.
Los pensamientos obsesivos no deseados pueden ser el enamoramiento, la ansiedad, la ofensa, “guardar rencor” o pensamientos de violencia. Reprimir estos pensamientos y los poderosos químicos que producen en nuestro flujo sanguíneo impulsándonos a la acción es un gran estrés en nuestro sistema nervioso y nuestra cabeza puede literalmente lastimarse por esta batalla interna.