Las cebollas, así como muchas otras verduras y frutas, contienen fibras, básicamente una composición variable de carbohidratos que no pueden descomponerse con enzimas humanas. Tras la ingestión, estos carbohidratos (por ejemplo, oligofructosa, inulina) se descomponen por bacterias en el intestino grueso. Estas bacterias (p. Ej., Bifidobacterium) son típicamente promotoras de la salud y mantienen bajas posiblemente las bacterias patógenas como E. coli o Clostridia (ver este estudio para más detalles: http://onlinelibrary.wiley.com/d…).
Por lo tanto, me parece que las cebollas tienen un efecto bastante positivo y estabilizador en nuestro intestino.
