El esfuerzo del parto, como se lo llama oficialmente, exprime las heces de la madre. Si el evento se desarrolla en la naturaleza (como solía hacerlo, hasta hace poco, para la mayoría de las personas) la cara del bebé se arrastra lentamente con la boca abierta sobre un área lo suficientemente grande de la piel untada con heces. De esta manera, hay material más que suficiente y oportunidad para una inoculación exitosa.
Ahora, si hay una enfermera Ob presente, limpia el área alrededor del ano de la madre para asegurarse de que todo se ve bien, sea lo que sea que se supone que significa. Ella es especialmente diligente sobre la prevención de una inoculación adecuada si hay espectadores en la habitación (marido u otros parientes). Pero como no es el deber más importante que tiene que atender, la eficacia de ese negocio de limpieza es impredecible. Por lo tanto, algunos bebés que nacen en salas de partos civilizadas todavía tienen buenas posibilidades de comenzar a usar el intestino de inmediato. Otros sufren por un tiempo, pero finalmente lo hacen bien a través de la exposición al entorno normal. Solo aquellos niños cuyos padres son fanáticos de la limpieza total continúan sufriendo de problemas gastrointestinales, retraso en el crecimiento, alergias y asma hasta la adultez.
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