Bueno, las bacterias en sí mismas no se recombinan. La recombinación se refiere a la parte del proceso de transferencia lateral donde los nuevos genes de otras bacterias se integran en el genoma bacteriano principal. El proceso de transferencia lateral ocurre cuando una bacteria toma genes exógenos de su ambiente. Esto sucede de una de tres maneras. El primero es la conjugación, donde una bacteria extiende un pilus sexual, se conecta con otra bacteria y transfiere los genes. El segundo es la transducción, donde el ADN se transfiere de una bacteria a otra a través de un virus que infecta a ambos. El tercero, y más utilizado en biotecnología e investigación, es la transformación, donde una bacteria recoge trozos de ADN que flotan en su entorno. Una vez que el ADN ingresa a la bacteria, por lo general en forma de un pequeño círculo llamado plásmido, puede pasar un tiempo en él, pero finalmente se integrará en el genoma mediante recombinación. Este proceso se lleva a cabo con la ayuda de enzimas particulares, conocidas colectivamente como enzimas de restricción, que cortan el plásmido y el ADN nuclear de tal forma que forman “extremos pegajosos” que permitirán que el nuevo ADN se adhiera al ADN nuclear. Este proceso de empalme del plásmido en el ADN nuclear a menudo se ve facilitado por otra clase de enzimas llamadas ligasas, que unen hebras de ADN. Así que esa es la esencia de la recombinación, corte el plásmido, corte el ADN nuclear, cierre el plásmido y ¡boom! La bacteria comienza a producir nuevos productos genéticos. Este mismo proceso se usa a menudo en biotecnología para producir plásmidos recombinantes.
Nota: las bacterias realmente no tienen un núcleo, pero el término “ADN nuclear” todavía se usa a menudo para diferenciar el genoma principal de los plásmidos extragenómicos.