Mi comprensión es que, a pesar de las fallas perceptivas, y excluyendo el engaño del desorden mental, el pensamiento no es tan aleatorio como los sueños. Porque “la percepción normal en realidad no difiere de las alucinaciones, excepto que estas últimas no están ancladas por la entrada externa” (p.46). Si el pensamiento está anclado por la entrada externa, eso debería otorgar una mayor probabilidad de menor aleatoriedad. Es ilógico creer que nosotros como especie podríamos haber logrado tanto si todos los pensamientos fueran aleatorios y estuvieran totalmente fuera de contacto con la realidad.
Los sueños combinan nuestras percepciones, preferencias, deseos y temores con los procesos alucinógenos de la mente inconsciente. “La actividad generada internamente se modula por la entrada sensorial (percepción). … La visión dormida (soñar) es la percepción no ligada a nada en el mundo real. (p.44). …
“Un modelo popular de la literatura de la neurociencia sugiere que las tramas de los sueños se unen a partir de una actividad esencialmente aleatoria: descargas de poblaciones neuronales del cerebro medio (p.189)”
En otras palabras, las cosas que vemos, escuchamos, saboreamos o sentimos se incorporan a la actividad mental generada internamente de naturaleza alucinatoria; por lo tanto, los sueños no necesariamente tienen ningún significado; aunque pueden reflejar nuestras percepciones, preferencias, deseos y miedos.
“Incógnito: Las vidas secretas del cerebro”, por el Dr. David Eagleman, que dirige el Laboratorio de Percepción y Acción y la Iniciativa de Neurociencias y Derecho, Baylor College of Medicine