Durante su adolescencia, su cuerpo está experimentando cambios físicos y mentales significativos y se encontrará muy emocional. Para algunos adolescentes, esto se manifiesta de diferentes maneras, por ejemplo, volviéndose miserables o retraídos, pero otros pueden experimentar ira incontrolable.
Una de las cosas importantes que debe entender es que no está solo y que esta no es una experiencia única. Es parte de tu transición a la adultez.
Sin embargo, algunas buenas noticias: hay varias maneras en que puede ayudarse a sí mismo durante este momento difícil.
El primer paso es comprender las causas de tu enojo. Este enojo, para la mayoría de los adolescentes siempre parece estar dirigido a aquellos que más amamos, y con demasiada frecuencia estos son nuestros padres o figuras de autoridad. La causa subyacente no es realmente la persona contra la que estás enojado (su incapacidad para comprender o su deseo de controlarte aparentemente) ¡pero tú mismo!
Estás experimentando emociones físicas que no puedes controlar. Es esta sensación de estar fuera de control lo que te enoja, no el llamado disparador del regaño de tu padre, por ejemplo. Y después de que te hayas calmado, te frustras (y quizás te avergüenzas en privado) al haberte enojado tan desproporcionadamente. Esto en sí mismo te enoja y el ciclo comienza de nuevo.
Una vez que comprenda esto y reconozca este ciclo, encontrará que la ira en sí comienza a disminuir en intensidad. También comenzarás a ver las consecuencias de tu enojo en las personas que te rodean. Incluso puede comenzar a comunicarse y compartir esto con sus padres.
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También es importante tratar de contenerse cuando uno está enojado. Similar a un fuego que seguirá creciendo si intentas extinguirlo con gasolina. Solo inflamará la situación.
En conclusión, las personas piensan que la ira es una forma de usarla para tratar de dominar a los demás. Pero en realidad, es un signo de debilidad. Uno se vuelve débil mientras se aferra a las propias opiniones. Por lo tanto, vencer la ira es en realidad una fortaleza.