No sé si realmente tendría un gran efecto.
Y, en cualquier caso, los impuestos como este (muy parecido a los impuestos sobre los cigarrillos o el alcohol, los llamados “impuestos al pecado”) golpean más duramente a las comunidades pobres. El bajo nivel socioeconómico y la obesidad están estrechamente relacionados entre sí, porque la comida chatarra y las bebidas son todas las que los pobres pueden darse el lujo de consumir regularmente. Les da la mayor explosión por su dinero, por así decirlo.
Imponer este impuesto probablemente solo exprimiría aún más a las comunidades pobres, mientras que las personas más adineradas simplemente dirían “meh” y pagarían el costo adicional. Soy decididamente escéptico de esta propuesta y no creo que afecte el consumo de azúcar. En mi opinión, tiene buenas intenciones, pero está mal orientado. Los proponentes, al menos a juzgar por el artículo que usted ha vinculado, no parecen reconocer el hecho real de que el impuesto perjudicará más a los pobres.
