Este es un área tanto antigua como nueva de investigación contra el cáncer. En la década de 1890, el médico estadounidense William Coley inyectó Streptococcus en tumores y notó una contracción y una regresión significativas [1]. Refinó este tratamiento para incluir inyecciones localizadas y sistémicas de bacterias y extractos bacterianos. Estos pueden haber sensibilizado el sistema inmune para atacar a los tumores.
No es sorprendente que, dada la crudeza de las preparaciones, los resultados fueran inconsistentes y se informaran eventos adversos significativos. El enfoque de Coley nunca obtuvo mucha aceptación, y cayó en desgracia por completo, ya que se desarrollaron muchas más quimiotoxinas controlables.
Sin embargo, la idea sigue siendo atractiva, y existe una buena posibilidad de que este concepto básico, perfeccionado por las numerosas herramientas de la ingeniería genética moderna, vuelva a tener éxito. Una revisión muy entusiasta que defiende el enfoque puede leerse aquí [2].
Soy un poco más escéptico que el autor. Es cierto que las bacterias (o cualquier partícula del tamaño de una micra) tenderán a acumularse preferentemente en los tumores. Pero esto no es un objetivo específico, es porque los tumores tienen una vasculatura defectuosa, desordenada y con fugas que permite que estas partículas relativamente grandes se escapen en el tejido tumoral, pero no en el tejido sano. Solo una pequeña fracción de las bacterias inyectadas se acumulan en el tumor, lo que significa que el riesgo de efectos secundarios será significativo.
La revisión tampoco aborda los problemas de la respuesta inmune. Las bacterias, o sus antígenos, en el torrente sanguíneo inician una fuerte respuesta inmune, tanto del sistema inmune innato como del adquirido. Estas respuestas están destinadas a causar efectos adversos, y también a neutralizar y eliminar las bacterias.
Por supuesto, las terapias contra el cáncer actuales apenas están libres de efectos secundarios graves, por lo que el riesgo de efectos secundarios de los tratamientos bacterianos no es sorprendente. Se han publicado varios estudios modernos sobre la terapia del cáncer bacteriano, y muestran resultados prometedores [3], a menudo mediante la activación de profármacos dentro del tumor, donde se pueden lograr concentraciones locales más altas al tiempo que se limita la toxicidad sistémica [4] [5].
¿Por qué las arqueas primero se clasificaron como bacterias?
¿Pueden las bacterias quedar atrapadas en una superficie pegajosa?
¿La superficie del jabón también contiene bacterias?
Mis dientes se manchan tan fácilmente. ¿Es una infección bacteriana?
Esta es definitivamente una idea que vale la pena seguir. Al igual que cualquier otro tratamiento contra el cáncer, no será una panacea. El cáncer es demasiado diverso para eso. Pero hay muchas posibilidades de que pueda ser efectivo para algunos subgrupos de cánceres.
Notas a pie de página
[1] Las toxinas de William B. Coley y el tratamiento de los sarcomas óseos y de tejidos blandos
[2] Ingeniería de la terapia de cáncer perfecta (bacteriana)
[3] Bacterias reducen tumores en humanos, perros
[4] Bacterias activadoras de profármacos dirigidos a tumores para la terapia del cáncer
[5] Las bacterias anaeróbicas como un sistema de entrega para la terapia génica del cáncer: activación in vitro de …