¿Existe un virus que exista en todos los humanos y pueda causar cáncer? ¿Cómo puede ser reactivado?

Lo único que tiene sentido es si se trata de retrovirus endógenos (ERV), que ya analicé aquí: la respuesta de Eric Vene a ¿Tenemos virus en nuestro ADN?

Ciertamente existe la posibilidad de que ciertos ERV sean importantes en el desarrollo del cáncer. De Nosotros somos todos parte del virus: el papel de los retrovirus humanos endógenos

La investigación sobre el cáncer ha tenido en cuenta, en cierta medida, el potencial de los HERV para influir en la salud. Reis y sus colegas sugirieron que una clase particular de HERV, un elemento HERV-K de clase II, relacionado con betaretrovirus se expresaba con frecuencia en muestras de tejido de cáncer de próstata que analizaban. También notaron que la desmetilación y la estimulación de andrógenos eran reguladores de la expresión de la proteína gag-HERV-K y concluyeron que sus hallazgos eran evidencia de “uno de los primeros antígenos de cáncer retrovíricos genuinos en humanos”. Se han informado resultados similares para otras clases de HERV, incluso en relación con cánceres gastrointestinales y cáncer de mama.

Las referencias citadas en el original para esa sección son

9 Yu HL, Zhao ZK, Zhu F. El papel del ser humano endógeno retroviral largas secuencias de repetición terminal en el cáncer humano (Revisión). International Journal of Molecular Medicine 2013; 32: 755-62.

10 Reis BS, Jungbluth AA, Frosina D et al. La progresión del cáncer de próstata se correlaciona con el aumento de la respuesta inmune humoral a una proteína GAG del retrovirus endógeno humano. Clinical Cancer Research 2013; 19: 6112-25.

11 Wentzensen N, Coy JF, Knaebel HP et al. Expresión de una secuencia retroviral endógena del grupo HERV-H en cánceres gastrointestinales. International Journal of Cancer 2007; 121: 1417-23.

12 Wang-Johanning F, Li M, Esteva FJ y otros. Anticuerpos endógenos humanos de tipo K anticuerpos y ARNm como biomarcadores séricos de cáncer de mama en etapa inicial. International Journal of Cancer 2014; 134: 587-95.

No he leído ninguno de estos documentos, así que no puedo comentar sobre ellos de una forma u otra, pero no veo ninguna razón para desconfiar de ellos.