¡También me he estado preguntando por qué el borracho me siento aquí, más tiempo tengo!
Pero de una cosa estoy seguro:
Prefiero tener una botella delante de mí que una lobotomía frontal.
Tal vez a nuestra edad, ya no recordamos cuánto estamos bebiendo y, como ya habrán notado, no tengo nada serio para responder a su pregunta, pero si le he puesto una sonrisa en la cara, Me consideraré exitoso y, junto con usted, esperaré con anticipación a que un alma iluminada le explique este fenómeno anómalo.
¡Aclamaciones!