Una noche horrible con un sueño muy, muy pobre.
Despertares constantes con movimientos repentinos de tus extremidades y ritmos cardíacos elevados (¿recuerdas ese momento en el que soñaste cayendo desde un lugar alto? … Multiplícalo 15 veces cada hora durante las 5 o 6 horas cortas que lograrás “dormir”).
A veces soñarás con ser ahogado, asfixiado o encerrado en un ataúd. A veces los sueños empeoran. A veces los sueños no llegan para nada, simplemente no puedes llegar a esa fase. Todavía te despiertas cada pocos minutos sintiéndote exhausto, desesperado y con una falta real de oxígeno.
Cada 15 minutos deseará que la noche termine; le dolerá la nariz como si hubiera inhalado 10 líneas de serrín o si hubiera recibido un golpe ofensivo.
Imagínese de encender el motor de un automóvil una y otra vez. Te fuerzas muchas veces, gastas mucho gas, acelera cada vez pero no llegas a destino, sin embargo sientes la necesidad de hacerlo una y otra vez.
El día después es peor que una resaca. Te duele la cabeza como si hubieras estado haciendo headbanging por una semana o tu cabeza hubiera sido usada como el tronco favorito de un pájaro carpintero. No puedes concentrarte, estás gruñón y enojado, no sabes qué día de la semana es y no te importa, tu garganta está adolorida, te sientes cansado, quieres ir a la cama y morir ya, pero tienes tareas que hacer, entonces no puedes. ¿Sabes por qué los zombies no sonríen?