Tal vez, pero los tipos de tecnología que hacen que el azúcar refinado esté disponible significa que somos lo suficientemente inteligentes como para cambiar nuestro entorno y así evitar las implicaciones de la selección natural en este sentido. En la naturaleza (utilizo ese término en términos generales: los humanos son parte de la naturaleza, pero en este caso “en la naturaleza” significa aparte de nuestro diseño inteligente), simplemente no tenemos un suministro de altas dosis de carbohidratos refinados. Diseñamos nuestro entorno para proporcionarlos y creamos los cultivos industriales que hacen que el azúcar sea posible en formas que las personas hace 500 años no podían soñar.
Debido a eso, significa que mientras exista ese suministro, es probable que también tengamos la capacidad de desarrollar medicamentos que neutralicen las presiones ambientales que de otra manera “sacrificarían” a aquellas personas con alta susceptibilidad genética al daño provocado por altas dosis de carbohidratos. También tenemos la capacidad de simplemente ELIMINAR las presiones ambientales en su origen. Además, dada nuestra trayectoria, es probable que continuemos desarrollando edulcorantes artificiales hasta que se logre el santo grial: uno que es indistinguible del azúcar real pero sin calorías. Pero no debe olvidarse, es nuestra creciente capacidad de alterar genéticamente nuestro genoma que, probablemente, un día, nos dé el metabolismo adecuado para consumir todo lo que queramos, pero sin efectos negativos.
Por tanto, la respuesta es no. Es muy poco probable. Nuestros grandes cerebros se interponen en el camino de la selección natural en este asunto y es probable que sigan jugando interceptar hasta que ya no nos parezcamos a nuestro yo actual o nos extingamos al intentarlo.