Nuestros oídos aún reciben sonidos incluso cuando están dormidos. Es solo la cuestión de cómo el cerebro procesa esos sonidos.
Algunos sonidos que obtenemos cuando dormimos pueden hacer que despertemos. Como alguien llamando, o sonidos fuertes. Pero algunos no lo hacen. Como, irónicamente, alarma. Hay sonidos a los que hemos desarrollado el hábito de responder. Por lo tanto, cuando escuchamos esos sonidos, lo más probable es que nos despertemos.
Otros sonidos disparan nuestro instinto de supervivencia, por lo que el cerebro nos despierta, en caso de peligro. Y los sonidos fuertes generalmente son una perturbación lo suficientemente buena para despertar a una persona del sueño.
