Tenga cuidado al intentar establecer comparaciones de importancia entre dos comportamientos necesarios. Si tanto el sueño como la socialización son vitales para su bienestar biológico y social (y por lo tanto su bienestar general), ¿cómo podemos calificar, que es más importante?
Por estas razones, podemos ver los problemas que se le presentan al cerebro cuando no tiene ninguno de los dos. Después de una semana de privación de sueño, puede experimentar alucinaciones, pérdida de memoria a corto plazo, dolores de cabeza intensos, cambios de humor y, aproximadamente una semana después, si su cuerpo no logra dormir involuntariamente, la muerte. Dado que pasas casi un tercio de tu vida durmiendo, es evidente que es tremendamente importante para el funcionamiento diario saludable de tu cerebro: ordenando y clasificando pensamientos, recuerdos y emociones, descansando las terminaciones nerviosas que son responsables para transmitir señales eléctricas en tu mente, y permitir que el cerebro module las hormonas y los procesos homeostáticos en tu cuerpo.
La falta de socialización podría conducir a la insatisfacción emocional y la soledad, pero a corto plazo nada tan grave como los síntomas biológicos descritos anteriormente. Sin embargo, los problemas a largo plazo incluyen una variedad de trastornos de la personalidad y habilidades sociales no desarrolladas.
Esos son los extremos. En términos prácticos, si tuvo que tomar la decisión de dormir o socializar durante dos horas más en una noche determinada, no hay una respuesta uniforme. Tendría que evaluar cuál de los dos necesita más en ese momento. Puede ser muy reconfortante socializar con un miembro de la familia o un amigo antes de dormir, pero eso podría tener el costo de estar cansado e inquieto al día siguiente. Tanto el sueño como la socialización deben manejarse con equilibrio y prudencia.
