7 meses después
Era una mañana nublada, el frío era soportable. Dormí con una pierna fuera de la manta y bostecé ruidosamente. Después de media hora, me senté, le deseé a mi compañero de habitación una muy buena mañana y, por primera vez en 7 meses, no toqué mi teléfono para verificar su cuenta de Facebook, como era el ritual.
Caí hacia la cama de mi compañero de cuarto y me acurruqué cerca de ella y no por una vez pensé en él. Cuando la niebla se aclaró, caí en la cuenta de que, no sentía el familiar tirón dentro, y que algo era diferente. Era una hermosa mañana de domingo, y mientras estaba allí sentado, con café caliente y mi compañera de cuarto, por primera vez en 7 meses, me sentí cálida, feliz y esperanzada.
