Siete años es un poco tarde, pero nunca es demasiado tarde. En el momento que decidas que es hora de dormir, haces toda la rutina del baño, pijamas, dientes, ronda de despedidas y lo llevas a su habitación. Una vez allí, lo encierran (a esa edad no necesitan que lo hagas pero muy pronto no querrán que lo hagas, así que disfrútalo mientras puedas), bésale las buenas noches, apaga las luces , cierra esa puerta y no permitas que ninguna fuerza en la Tierra abra esa puerta nuevamente por razones que no merecen una llamada al 911.
Si necesita llorar y llorar durante una hora entera, que así sea. De Verdad. No llorará hasta el amanecer y no hará un espectáculo hasta que vaya a la universidad. En algún momento de la noche se quedará dormido, y en algún momento de la vida (ojalá no más de un par de semanas) abandonará el llanto para hacerte regresar. ¿Por qué se detendrá? Porque él verá que no funciona. Si abres esa puerta solo una vez, simplemente presionas tu objetivo un par de semanas más. No lo hagas
Los niños son excelentes aprendices. Ellos ven lo que funciona y lo que no. Si no quieres que hagan algo, nunca dejes que obtengan los resultados que desean. Nunca jamás. Solo una vez es todo lo que se necesita para sembrar dudas y hacer que sigan intentándolo. Mis hijos saben que cuando digo algo, bueno o malo, eso es exactamente lo que sucederá. Mi palabra es ley, entonces la toman como ley. Nunca haga una amenaza ni prometa que no la cumplirá. Nunca establezca una ley que no impondrá.